domingo, 28 de febrero de 2016

TÚ, que me hacías volar, como sin alas, como si todo me pudiese tirar, como un arsenal de miedo en la recámara.
Miles de cazadores, imaginarios quizás, volatilizaban mi statu quo y mordían de la manzana.
Me traicionaban, me alejaban de mi paraíso, que no hay mayor frustración que no ser contigo lo que soy yo, mayor error que no reconocerse a uno mismo.
Aún así intenté ser faro, mejor farol por los miedos y su tamaño, que no iluminaba más de medio metro, pero me valía con alumbrar tus pasos.
Tus fallos, eran nuestros, los míos no nos dejaban ni dormir cuando teníamos sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario