Primero, este es un mundo de energía, y después, un
mundo de objetos. Si no empezamos con la premisa de que es un mundo de energía,
nunca seremos capaces de percibir esa energía directamente.
Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar
ni de pensar qué pensará cuando haya actuado.
La clave está en lo que uno recalca. O nos hacemos
infelices o nos hacemos fuertes. La cantidad de trabajo es la misma.
El espíritu de un guerrero no está orientado a
consentirse o quejarse, ni está orientado a ganar o perder. El espíritu de un
guerrero sólo está orientado a la lucha, y cada lucha la vive como si fuera su
última batalla en la tierra.
Yo personalmente detesto la oscuridad y la morbidez
de la mente. Me gusta la inmensidad del pensamiento.
Un guerrero nunca se preocupa por su miedo.
Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del
conocimiento. Un guerrero no puede quejarse o lamentarse por nada. Su vida es
un interminable desafío, y los desafíos no pueden ser buenos o malos. Los
desafíos son simplemente desafíos.
Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y
banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido.
Enfadarse con la gente significa que uno considera
que los actos de los demás son importantes. Es imperativo dejar de sentir de
esa manera. Los actos de los hombres no pueden ser lo suficientemente
importantes como para contrarrestar nuestra única alternativa viable: nuestro
encuentro inmutable con el infinito.
Cualquier cosa es un camino entre un millón de
caminos. Por tanto, un guerrero siempre debe tener presente que un camino es
sólo un camino; si siente que no debería seguirlo, no debe permanecer en él
bajo ninguna circunstancia. Su decisión de mantenerse en ese camino o de
abandonarlo debe estar libre de miedo o ambición. Debe observar cada camino de
cerca y de manera deliberada. Y hay una pregunta crucial que un guerrero tiene
que hacerse, obligatoriamente: ¿tiene corazón este camino? Si lo tiene, ese
camino es bueno. Si no lo tiene, es inútil.
Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna
parte. Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable. En cambio, un
camino con corazón resulta sencillo: a un guerrero no le cuesta tomarle gusto;
el viaje se hace gozoso; mientras un hombre lo sigue, es uno con él.
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