El milagro en los dedos, me lloraba a mares diciéndome: Adri, ya no se quien eres. No veo tus ojos de antes, ¿No ves que todo es diferente? Traigo ese ángel al hombro, al diablo acostado en la cama, no se si lo entiendes, ya no hay más errores, es la gloria o la muerte.
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