lunes, 16 de marzo de 2015

No lo pienses ni un segundo.

Como todas las noches, me meto en facebook antes de irme a dormiR. Una chica acaba de compartir esto, lo he leído , y la verdad que me ha motivado, por así decirlo. 
Lo cierto es que yo siempre he sido un loco, que ha cometido menos locuras de las que me hubiera gustado, pero sin duda, aparecer en la puerta de la chica a la que quiero a la hora que sea y cuando sea, y decirle lo mucho que la quiero no es algo que me cueste, lo que pasa es que no conozco aún a esa chica. Esto es en mi caso, si a vosotros os pasa de que tenéis ganas de decir algo a alguien, algo que si no lo soltais puede hacer que en un tiempo os arrepintais,  no seáis bobosy decirlo/hacerlo que no se pierde nada. No vais a hacer el ridículo, no vais a dar pena, no vais a caer bajo, da igual la situación que sea, por algo somos humanos. 
Yo era el típico chico con más  orgullo que un rascacielos y más dignidad que nadie, y con el tiempo aprendí a que no servía para nada, si no para perder lo más querido. Es cierto que a veces se gana y otras se pierde, pero el no haberlo ni intentado es la mayor de las derrotas. De nada vale mantener esperanza, ilusión, si nunca vas a dar tu el paso hacia delante. Esto que digo, es tanto para mujeres como para los hombres, ya que odio que la sociedad piense que somos nosotros los que sieeeempre tienen que dar el primer paso, y no, no es así. Os dejo el texto, y como ya he dicho, no dejéis escapar nada, aprended a vivir sin nada de lo que arrepentirse.


"Y ahora corre, gilipollas. Sal de casa, no te cojas las llaves, para qué. Coge la cartera, que la cosa no está barata para ir mendigando. Plántate en la estación y coge el primer tren que encuentres. ‘Qué le digo’, ‘Qué hago’, ‘No tendría que haber hecho esto’, ‘Tendría que haber dicho que SÍ’. Quítate esas mierdas de la cabeza, los viajes en tren están hechos para poner los pies en el asiento de enfrente y que el revisor te eche la bronca. Para ir escuchando vuestra canción favorita. Para quedarte dormido en el hombro de la viejecita  de al lado. Espera a que se abran las puertas y vuelve, vuelve a correr, maldito gilipollas. Sortea a la gente, ábrete paso, empújala si hace falta, que se jodan, ellos no tienen tus ganas, ellos están muertos por dentro. Qué sabrá toda esta gente del amor. Llama a su timbre, pues claro que no puedes esperar. La puerta está abierta, sube las escaleras de tres en tres, tropiézate si hace falta. Haz ruido, mucho ruido, tienes una puta filarmónica en el pecho y no te da la gana de callarla. Allí está. Mirándote. Atónita. Qué guapa está. Cógele la cara con las manos y cómele la boca. Cómesela como si llevases meses sin desayunar. Con ella.
Eso es lo que ella piensa que harías, lo que estaría bien hacer.
Pero lo que haces de verdad es muy diferente. Te quedas mirando esa pantalla del movil, esa conversación en la que lo único que haces bien es escribir las tildes para quedar de serio. No arriesgas. Y quien no arriesga no gana. Y tu la acabas de perder. Acabas de perder aquella chica a la que conociste por casualidad y la que te dió ganas. De qué, de lo que sea pero te hizo avanzar."

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